La formación del clan sobrino y otros temas afines

Se acercaba el tercer milenio y en una tienda de Gran Avenida se reunían a escondidas los personajes más bizarros que haya conocido nuestra querida comuna de La Cisterna y otras comarcas próximas. La tienda Mantogris era el único refugio que albergaba a quienes eran mal mirados por el mundo exterior, o en otras palabras, el mundo que era incapaz de admitir entre sus filas a seres que se debatían entre planos, hechizos y conjuros o que se dedicaban a viajar libremente entre Pirexia y Mercadia. Estos seres, cabe hacer la apreciación, comenzaron su destino como caminante de planos ocupando el humillante apodo de habitante para luego de muchos y cansadores duelos llegar a ganarse la visión de ser un mago respetado dentro del Magic.

A pesar de lo atrayente de este mundo de fantasía, poco a poco estos magos comenzaron a darle prioridad a otros aspectos de su vida, como por ejemplo las relaciones con el sexo femenino, los carretes y los estudios. Junto con una madurez propia de los 17 años, las cartas poco a poco comenzaron a perder la chispa con que nos atraían los 7 días de la semana. Emblemático es el caso de un sobrino que presionado por las dinámicas especiales de un pololeo se vio en la necesidad de vender a un precio de chiste tesoros como boas de río, dríadas del viñedo y rencores. Algunos sobrinos comenzaron a sepultar lo que otrora fuera la máxima entretención en sus vidas pre adolescentes. Guardadas en rincones oscuros, soportando el frío invernal y los calores del verano, poco a poco nuestros mazos comenzaban a escribir la historia de su propia muerte, la historia de cómo pasaron de formar parte de nuestra vida a ser vistas como meros juguetes infantiles.

Y así pasaron los días, semanas... meses... y un par de años... En los que el Magic pasó a ser nada más que un mero recuerdo...

Pero extrañamente, como suceden algunas de las mejores cosas en la vida, de la nada volvió a prenderse la llama que mantenía nuestra gran afición a este genial juego de cartas. El mismo viento que impulsa al Vientoligero a través de los planos fue el que sacudió el polvo de nuestros mazos y el de nuestras vidas, vidas que comenzábamos a vivir dentro de lo que se considera normal considerando nuestro pasado como magos como un juego de niños. Corría el invierno de 2007 y entre las escasas lluvias y curiosas nevadas comenzábamos a construir de nuevo una sólida relación con nuestros 60 cartoncitos con dibujos.

Pero el regreso distaba mucho de ser fácil...

En primer lugar la tienda Mantogris dió paso a una peluquería, las dos tiendas ubicadas en el Caracol del metro 18 (y en donde se jugaron importantes partidas DCI) ahora apenas mantienen algún recuerdo como expendedoras de seres mitológicos dentro de un sobre. Nos encontramos con un mundo que ya se había olvidado del Magic, o al menos, eso era lo que pensábamos.

Cuando volvimos al epicentro del Magic en Santiago (Portal Lyon) nos dimos cuenta de que mucha agua había pasado bajo el puente. Nos encontramos con ediciones como Kamigawa, Décima y Visión del Futuro entre otras, como si fuera poco, tuvimos que aceptar un nuevo formato de Magic que derribó para siempre el viejo diseño Vintage. Nos costó aceptar que en un lapso entre cinco y seis años el Magic debía sí o sí presentar cambios. Atrás quedaron ediciones como la saga de Urza o Máscaras de Mercadia. Las nuevas generaciones apenas recordaban nombres como Azote y Profecía. Nos sentimos como magos dentro de un plano nuevo, un plano en el que si queríamos permanecer, deberíamos adaptarnos.

De esta manera, algunos sobrinos comenzaron rápidamente a rearmar sus papeles dentro del Magic. Uno, ante la falta de un mazo, debió comprar uno preconstruido de Visión del Futuro implicándole un duro proceso de asimiliación ante tanta habilidad nueva. Otro sobrino recogió los restos de un antiguo mazo rebelde y lo transformó en un odiado black & white control que ahora dio paso a un preconstruido de Tritón que poco a poco se va perfeccionando. Entre la costa y la ciudad otro sobrino guarda celosamente dos mazos con un alto poder de ataque entre rojo y azul.

Un sobrino , junto con perfeccionar un actualizado Affinity, resucitó su mazo negro, en donde se encuentran íconos del período Vintage como el Wumpus Aplastador, Terror, o los Rituales Siniestros. Un admirador de los hostigosos trasgos comenzó poco a poco a formar un ejército rojo con un alto poder de ataque, y un último, reacio a los nuevos vientos de cambio, a duras penas mantiene su mazo verde dentro de los parámetros de la vieja escuela del Magic.

Y es precisamente esta vieja escuela la que es nuestra bandera de lucha...

A pesar de que disfrutamos como niños de 14 años el lanzamiento de Lorwyn y esperamos con ese mismo entusiamo el de Alborada nos sentimos orgullosos de haber vivido la primera oleada de jugadores de Magic dentro de Chile. Somos dignos herederos de la vieja escuela del Magic, esa escuela que hoy se vanagloria al pasar junto a los habitantes del siglo XXI, esos que miran con espanto reliquias como ediciones de Era Glaciar o Tempest, esos que apenas conocen habilidades antiquísimas como Flanquear o Agrupar, esos mismos que al mirar cartas como las aves del paraíso, loto negro o ciudad de bronce las consideran como challa.

Bajo la capa de un ícono del Vintage como lo es el Tío Istvan nos cobijamos y asumimos como sus sobrinos, sobrinos de una larga tradición dentro del Magic, en donde entre duelo y duelo fuimos conformando nuestra identidad como caminantes de planos, caminantes a la espera de dar el próximo paso hacia Alborada y a las próximas ediciones del juego que nos ha acompañado a lo largo de años y que consideramos como una parte importante de nuestras vidas dentro del plano terrestre.

¡Los sobrinos del Tío Istvan están listos para pegar su primer hachazo!